Los ciudadanos de la villa foral lamentan todavía, 75 años después del ataque, las teorías difundidas por los franquistas
i.gorriti – Domingo, 22 de Abril de 2012 – Actualizado a las 05:39h
SI a día de hoy hay quien aún niega el Holocausto nazi, no es de extrañar que siga coleando una asignatura pendiente: que algún brazo político español denuncie barbaries como el bombardeo de Gernika y, en su extensión, el franquismo. Partiendo de que ni el general sublevado Mola ni el propio Franco declararon la verdad antes de morir sobre lo que sucedió el 26 de abril de 1937 en la villa foral, cabe seguir hablando de mentiras y medias verdades sobre uno de los hechos que, por desgracia, pusieron a Euskadi en mapa del mundo.
No hay libro que abunde en el bombardeo ejecutado por nazis y fascistas italianos sobre Gernika que no cite la palabra mentiras. Es un capítulo obligatorio. El autor galés Gordon Thomas advirtió en uno de sus libros de que el ministro nazi de la guerra, Von Blomberg, repitió la orden a la Legión Cóndor para que si se les preguntaba quiénes bombardearon Gernika, ellos contestasen: “alemanes, no”.
Los propios testigos vivos de la masacre en el actual documental de la Diputación, Zerutik sua dator! citan que en aquellos días “ya nos decían que los rojos y separatistas habían bombardeado nuestro pueblo”, denuncian con rabia contenida aún a día de hoy. El documental, que pondrá a la venta DEIA el próximo domingo por 2,95 euros en formato DVD, recoge diferentes testimonios sobre esta cuestión.
También fue superviviente de la tragedia el arquitecto municipal, Cástor de Uriarte Aguirreamalloa. Él mismo escribió un libro de memorias que tituló Bombas y mentiras sobre Guernica. En estos días que se conmemora el 75º aniversario de esta sanguinaria e incendiaria efemérides, no hay semana que no se publique un libro sobre Guerra Civil en Euskadi. Sin embargo, en años, el trabajo de Uriarte, editado en 1976, fue una biblia de la materia para algunos.
Cástor tecleaba: “Han sido muchas las personas que, al no poder negar que la aviación alemana bombardeó e incendió Guernica, quieren echar toda la culpa a los aviadores alemanes, queriendo hacernos creer que ni Mola ni Franco tuvieron conocimiento previo de que se iba a cometer un genocidio”, acusaba. Además, proseguía: “Si ambos no tuvieron parte alguna en la preparación de tan bárbaro atentado, ¿por qué echar la culpa a los rojos-separatistas?”. El 18 de julio de 1937, en la primera celebración de la sublevación militar -para los autodenominados nacionales, alzamiento– Franco volvió a mentir por radio señalando a los republicanos como “responsables” del ataque aéreo.
“villa santa” El canónigo Alberto Onaindia también denunció los hechos en Buenos Aires en 1973 en Hombre de paz en la guerra. “Queipo de Llano, que diariamente hablaba desde Radio Sevilla, atribuyó a los vascos la quema de las iglesias de Durango (31 de marzo), después de forzar a entrar en los recintos sagrados a mujeres y niños”, escribió sobre aquel bombardeo. Acerca del de Gernika afirmó que “aviones alemanes fueron enviados a nuestra villa santa para hacer un ensayo de guerra totalitaria”. Ahí hacía referencia a un hecho que suele explicar el investigador iurretarra de Gerediaga Elkartea Jon Irazabal, en el que teoriza que Durango y Gernika fueron bancos de pruebas mundiales. “Justo un año antes, el 31 de marzo de 1936 Hitler dio un discurso ante la ONU de entonces pidiendo que se limitase el uso de bombas químicas e incendiarias y el campo de acción fuera de 30 kilómetros en el frente. El mensaje de Hitler sirvió como aviso de lo que iba a ocurrir. Su idea era que con los bombardeos se generara sicosis y el Gobierno vasco cediera en la guerra en 48 horas”, explica el autor del estrenado libro Gerra Zibila Durangaldean 1936-1937.
El trabajo Gernika, el bombardeo, de Imanol Villa, reproduce la primera referencia a Gernika en el bando rebelde que se produjo a través de la emisora Radio Requeté a las nueve de la noche del 27 de abril. “Son completamente falsas las noticias transmitidas por el ridículo presidente del Gobierno de Euzkadi relativas al incendio provocado en Guernica por las bombas de nuestros aviones. Nuestros aviadores no han tenido orden alguna de bombardear esta población. Los incendiarios son los que quemaron Irun e incendiaron Eibar ayer. En la imposibilidad de contener el avance de nuestras tropas, los rojos han destruido todo y acusan a los nacionales de los hechos que no son sino la puesta en marcha de sus intenciones criminales”.
Radio Salamanca negaba también la presencia de aviación alemana o italiana. “Falsedad en el discurso de Aguirre. Debido al mal tiempo, nuestros aviones no han podido volar y en consecuencia no han podido bombardear Gernika”, enfatizó Queipo de Llano, palabras que también se reprodujeron en ABC. Villa hace un estudio sobre esta mentira y, al mismo tiempo, media verdad. “Cuando los sistemas de escucha de los nacionales captaron el mensaje de Aguirre a la población pronunciado el día 27 -en el que habló de un atentado al corazón del símbolo sagrado de los vascos-, este no se refirió en ningún momento a que todo había ocurrido el días antes, es decir, al 26 de abril. Es más, el agravio del día de hoy, incluida en el discurso del lehendakari, llevó a que desde Salamanca se interpretase que se refería a una operación del día 27, y ese día no volaron los bombarderos”, apunta. Además, como el parte de la Legión Cóndor no hablaba sobre nada referido al incendio, nadie en el bando rebelde sospechó de que la responsabilidad era suya. “Esa torpeza hizo que la verdad del bombardeo se propagase como la pólvora por toda Europa”, concluye Imanol Villa.
La prensa extranjera reflejó el bombardeo. El conservador Morning Post escribió “Asesinato en masa por aviones alemanes. Se hace fuego sobre el pueblo civil cuando buscaba refugios”. El ABC recogió también que el “antirrojo Daily Mail dice que ante estos métodos de lucha es necesario establecer una eficaz defensa antiaérea”.
“la lucha hasta vencer” The Times, quizás con la firma del corresponsal George L. Steer, publicó: “Los rebeldes querían aterrar al Gobierno vasco para llevarle a la rendición; pero el bombardeo de la histórica ciudad de Guernica ha tenido efectos contrarios y solo servirá para que los caballeros demócratas bilbainos se esfuercen en la lucha hasta vencer”.
Daily Express fue más allá: “Siempre hemos aconsejado la neutralidad más estricta, pero hay cosas que rebasan todo un límite y hacen surgir la protesta ante este caso de Guernica, donde el pueblo se había reunido para orar. Las víctimas no estaban en armas, ni habían destruido iglesias ni matado curas ni violado religiosas”.
El corresponsal británico Noel Monks también fue diana del bando sublevado. “Ese señor Monks, no creedle lo que escribe sobre Gernika. Es un borracho. Todo el tiempo que estuvo con las fuerzas de Franco estuvo perdido en la bebida”. El historiador de la Fundación Sabino Arana, Luis de Guezala, recogía ayer en DEIA el final de un artículo de Monks al respecto: “He sido abstemio toda mi vida”. Todo ello porque Berlín había negado el bombardeo y que ningún avión hubiera volado. Queipo de Llano había insistido en que “los rojos dinamitaron Guernica en su retirada”.
El libro Memoria de un pueblo bajo las bombas y el fuego, de Ingo Niebel y Juantxo Egaña, recoge las palabras del diario Euzkadi del 27 de abril. Aguirre publicó una nota en la que ya señalaba a las aviaciones legionarias alemana e italiana “al servicio de los facciosos españoles” como ejecutores del bombardeo. El trabajo recoge testimonios de la testigo del ataque aéreo Garbiñe Arzanegi. “¿Cómo pueden decir que Gernika fue quemada por los rojos? ¡Qué absurdo! ¿Es que empezaron a quemar por los tejados? Porque las bombas incendiarias las tiraban a los tejados y Gernika no ardió de abajo a arriba, Gernika ardió de arriba a abajo”, recogen Niebel y Egaña en el capítulo Después de las bombas, las mentiras.
El documental de la Diputación Zerutik sua dator! también suma reacciones de testigos del bombardeo o de Gernika Batzordea, por ejemplo. Desde esta agrupación Sabin Ibazeta es taxativo: “Se suele decir que la primera víctima de la guerra es la verdad, y en Gernika también se intentó que así fuera, queriendo crear la duda de quién había sido”. En este documental foral que va a emitir en breves días ETB, Luis Zelaia, de Xemein, confirma las palabras de Ibaceta. “En la escuela nos adoctrinaban siendo niños. Nos preguntaban: ¿Quiénes quemaron Gernika? Y tenías que contestar: gorrixek. Si no…”
“Culpabilizar a los rojos fue una invención enteramente española. Desconozco si los alemanes insistieron en su elaboración”, señala Klaus Maier en el libro Gernika, el bombardeo. Este investigador duda de que los propios alemanes supieran el significado de la villa foral de Gernika, por ello quizás la Casa de Juntas y su árbol quedaron intactas. “Para la Legión Cóndor se había convertido ya en costumbre atacar ciudades, como las bombas que arrojaron en Andalucía en 1936. Seguramente les sorprendió que hubiera tanta reacción debido a Gernika”.
El texto original se encuentra aquí.
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