La Vanguardia: “un ensayo convincente”

(La Vanguardia/Joan Esculies, 05.03.2022) Reseña en el diario La Vanguardia.

La fuga del lehendakari Aguirre

Mayo de 1941. Berlin. De fondo, la Segunda Guerra Mundial. El abogado panameño José Andrés Àlvarez Lastra cena en casa del diplomatico de su país Francisco Villalaz y un empleado de la embajada española, un tal Méndez. La conversación salta de una cosa a otra hasta que el anfitrión pregunta còrno es que Franco ha fusilado a Lluis Companys. El presidente de la Generalität era “un pistolero, un bandido. ¡Si robaban las elecciones, si todo era mentira!”, se exalta el funcionario.

El diplomàtico del pais neutral insiste. ¿Qué le pasará al lehendakari José Anto­nio Aguirre si también lo atrapan? “Otro sinvergüenza”. Ahora está en América, dice Méndez, donde vive “espléndidamente con todo lo que robó”. Villalaz pre­gunta qué. “Pues se llevó con él nada menos que cajones con oro y plata… ustedes no los conocen. ¡Lo que hemos tenido que suffrir!” El franquista ignora que el lehen­dakari no está al otro lado del Atlántico, sino delante suyo. Cenando con él, atónito, intentandono delatarse.

Aguirre explicó este yotros esperpénticos episodios en su diario personal (2010) y en la autobiografia De Guernica a Nueva York pasando por Berlin (1943). Ingo Nie­bel (1965) ha recorrido su periplo de un año desde que se separa de la familia cuando Hitler invade Belgica, donde se encontraba, cuando crea la identidad fal­sa de Lastra y cuando pasa por Berlin y Suecia para embarcar en América del Sur.

Para contrastar la version del lehenda­kari, el periodista e historiador alemàn ha consultado once archivos -Alemania, Po­lonia, Brasil, EE.UU.- y ha desenterrado information inèdita relevante, corno el dossier belga de inmigración del alter ego del jeltzale y sus fichas de la Gestapo. Con esta investigación, construye un ensayo convincente que no es, apesar de su titulo, una caza del lehendakari sino su fuga. El propio autor demuestra que los nazis tenían poco interés en detenerlo -otros objetivos eran más golosos- y los agentes franquistas corno Pedro Urraca, captor de Companys, no tenian bastantes medios para hacerlo. A Aguirre lo habrian atrapado si se hubiera delatado o lo hubieran hecho el puñado de diplomaticos latinoamericanos que lo ayudaron.

Durante mas de 400 paginas el historiador acompaña los pasos de Aguirre/ Lastra con mucho contexto para explicar córno funcionaban los sistemas policiales alemanes y españoles. Este material da profundidad, pero en ocasiones hace que el hilo del periplo del lehendakari se pierda y decaiga el ritmo de la narración. No estamos, por lo tanto, ante un relato trepi dante de Aguirre corno un Harrison Ford a lo El fugitivo, sino de un ensayo detallado.

En los últimos capitulos, el autor se adentra en el uso de la figura del lehenda­kari en la politica contemporaánea. También explica el que denomina proceso de “nazificación”, el intento del españolismo de vincularlo a los nazis. Eso le permite enlazar con el making of del libro, un centenar de paginas, prescindibles para el lector común, donde presenta las fuentes utilizadas. En el apartado rebate la interpretación que historiadores como Ludger Mees, Santiago de Pablo y otros hacen de la documentation que relaciona elementos del PNV con oficiales de rango na­zis. Niebel niega que las partes pudieran explorar ninguna relación. En estas pági­nas, sin embargo, planea una critica gene­ rica al enfoque del carácter de Aguirre de las biografias de Mees El profeta pragmático (2006) y la colectiva La politica corno pasión (2014), hoy los referentes sobre el jeltzale. Si, corno se desprende, Niebel tie­ne una interpretación alternativa, seria bueno que escribiera su biografia del le­hendakari.

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